No es habitual, pero, en ocasiones, hemos escuchado noticias de enfermedades contraídas dentro de los propios hospitales. Se denomina infección nosocomial cuando ocurre durante o recién hospitalizada la persona y siempre que no se sufra antes de su llegada a las instalaciones hospitalarias.
Un criterio que es aplicable a todo tipo de infecciones, aunque en el caso de las infecciones quirúrgicas deben de pasar 30 días y no 48 horas para que se considere nosocomial, o un año después para las intervenciones de implantes y prótesis.
¿Es muy rara la infección nosocomial?
Este tipo de infecciones deberían tomarse más en serio, pues no estamos hablando de un problema residual, ya que solo dentro de los países intracomunitarios cada año se ven afectados nada menos que 4,1 millón de pacientes, de los cuales más de 50.000 fallecen.
En España, aproximadamente el 7,74 % de los pacientes padeció una infección adquirida dentro del centro sanitario durante su estancia, el grupo de mayor riesgo son los varones mayores de 65 años.
Origen de las enfermedades nosocomiales
Conociendo de dónde proceden la mayoría de estas enfermedades, podremos localizar más rápidamente el foco e iniciar las medidas necesarias para atajar la propagación. Por regla general, estas infecciones se contraen por las manos, por una mala protección al tratar con pacientes y enfermos infecciosos, pero también según la calidad de la grifería y de todo lo relacionado con el agua, el aire y la alimentación.
El material sanitario y los mismos sanitarios juegan también un papel importante en su contaminación y expansión, en cuyo caso estamos hablando de un origen exógeno, mientras que si el enfermo es el que se infecta a sí mismo por causa de sus propios gérmenes durante el transcurso de algún tratamiento hospitalario se dice que tiene un origen endógeno.
Las griferías hospitalarias, fundamental para la prevención de las infecciones nosocomiales
Efectivamente, este es un elemento esencial para aumentar la calidad de vida de los pacientes de los hospitales y reducir notablemente el riesgo por infección nosocomial, y es que, como hemos comentado, es por la falta de higiene de las manos por donde principalmente se expande estas infecciones.
Es realmente complicado eliminar por completo el riesgo de infección nosocomial, pero muy sencillo conseguir una reducción importante en el número y en la gravedad de estas infecciones, ya que solo con seguir unas estrictas normas de higiene de lavado y desinfección de manos se puede lograr.
Por otro lado, la correcta distribución y el mantenimiento de los sistemas de refrigeración y de aguas deben ser constantes y óptimos, para que no proliferen bacterias, virus y microorganismos causantes de estas infecciones. Los que mayor prevalencia tienen y, por tanto, mayores problemas causan son la E.Coli, las Pseudomona aeruginosa, la klebsiella pneumoniae y Enterococcus fecalis, junto a la Staphylococcus aureus, seguidos de los Staphylococcus epidermidis, Enterococcus faecium, Candida albicans y Enterobacter cloacae.
Las áreas más afectadas, con mayor prevalencia de pacientes afectados, fueron las dedicadas a los cuidados intensivos, las áreas quirúrgicas, rehabilitación y las de cuidados de larga estancia, y es que como norma general la probabilidad de contraer una infección nosocomial aumenta en proporción al tiempo de estancia en el hospital.